Colón superó con éxito una serie
de tres partidos donde se ponía a prueba su capacidad de reemplazar a jugadores
importantes. Consecutivamente contra Boca, Newell’s y Belgrano, Osella tuvo que
exprimir todavía más al plantel rojinegro, a partir de la acumulación de
amarillas que generaron varias suspensiones.
Ante el xeneise faltaron Castillo
y Alcoba. Allí el entrenador tomó una decisión que generó polémica: colocar a Marcelo
Meli como lateral derecho. Sin embargo, el volante respondió con creces. Más allá
que le costó acomodarse de arranque, con el correr de los minutos se afianzó y
pudo ganarle el mano a mano a Sanchez Miño, y también a Martínez cuando se
recostó por esa zona. Pero además, el técnico eligió al pibe Germán Conti para
reemplazar a Alcoba y a Gerónimo Poblete para jugar en la zona central de la
cancha. Ambos cumplieron y el rendimiento del equipo no se resintió.
En el encuentro siguiente hubo
más dolores de cabeza. Contra Newell’s faltaron Videla y Graciani, también por
llegar al límite de amonestaciones. Esta vez el DT se la jugó e incluyó al
delantero Gustavo Villarruel para que ocupe la banda derecha del mediocampo. El
petiso cumplió la misión de tapar la subida de Casco. Además, Poblete volvió a
jugar como volante central y mostró un crecimiento interesante.
Por último, en el compromiso del
domingo ante Belgrano, no estuvieron Landa y Castillo. El central llegó a la
quinta amarilla, mientras que el lateral había sido expulsado en Rosario. Osella
volvió a confiar en Meli como defensor en la punta derecha y ratificó a Conti en
la zaga central. Ninguno desentonó, pero el que se destacó fue Poblete. Le tocó
jugar tres partidos consecutivos y la continuidad lo favoreció. Fue la figura
contra el Pirata y demostró ser una excelente alternativa ante la ausencia de
alguno de los volantes centrales. Ahora seguramente tendrá una nueva
oportunidad de ser titular en dos encuentros seguidos, por la ausencia de Meli.
Cuando los soldados principales
para Osella comenzaron a cargarse de amarillas, surgieron dudas sobre cómo
responderían los elementos de relevo, juveniles con pocos minutos en Primera
que tuvieron que hacerse hombres a fuerza de necesidades. Pero los pibes
respondieron, no dejaron lugar para cuestionamientos. Así quedó demostrado que
el mensaje de confianza del entrenador no solo fue destinado para los actores
protagonistas. Los integrantes del reparto también absorbieron la idea y
generaron el mismo convencimiento. Así pudieron insertarse en el equipo sin
marcar diferencias con los ausentes.
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