Colón tiene la posibilidad de olvidar
definitivamente el mal trago que significó la goleada frente a San Martín de
San Juan, que puso en conflicto las pocas fortalezas que el sabalero había
edificado en este torneo de la B Nacional. El equipo de Osella entendió el
partido ante Ferro como un paso de transición para arribar a un estado de
normalidad en el compromiso de esta tarde frente a Douglas Haig. Así de duro
fue el golpe del elenco sanjuanino en el ánimo del DT y los jugadores rojinegros.
De todas formas, el cuadro santafesino debería
lograr algo más que un buen resultado contra el conjunto de Pergamino. Necesita
afirmarse en una idea de juego clara, que pueda ser identificada por el equipo
y ejecutada en el campo.
¿Cuál es el libreto de Colón en este
campeonato? ¿A qué juega? Ya no es ese bloque sólido, que se defendía bien y recibía
pocos goles en contra, que lastimaba de contragolpe y tenia máxima efectividad en
las escasas situaciones que producía. Esa característica, que explotó tan bien
el semestre pasado, solo pudo imitarla con éxito en el primer tiempo en Jujuy
contra Gimnasia y en la primera parte en La Paternal ante Argentinos. Pero además
no es la postura que más le conviene estando en la Segunda División, donde la mayoría
de los rivales se meten atrás.
Entonces, si todavía el equipo no tiene
una identidad definida, ¿a qué puede jugar Colón? Está claro que no tiene
futbolistas para sostener una posesión extensa, para controlar la pelota por
mucho tiempo y someter al adversario en su campo. Debió hacerlo por obligación
en el debut ante Instituto y falló. Tuvo la misma urgencia ante Guaraní Antonio
Franco pero el resultado fue distinto porque Curuchet aprovechó un error de la
defensa misionera, sino la historia difícilmente hubiese cambiado.
De los nueve encuentros que disputó el
sabalero, hay solo uno en el que no dejó dudas, en el que no tuvo fisuras. Hay un
partido en el que la formación de Osella dio indicios de cuál puede ser la
forma de juego que le sienta mejor para esta categoría. La victoria por 3 a 0 ante
Nueva Chicago en la tercera fecha mostró la mejor versión colectiva del cuadro
santafesino en lo que va del campeonato. Sin brillos excesivos pero sin sombras, jugó un
partido lleno de virtudes y con muy pocos defectos. En ese cotejo, tuvo mejores
recursos en el mediocampo y más juego de ataque, se transformó en un equipo
agresivo que puso las cosas en su lugar y marcó claras diferencias ante un
rival recién ascendido desde la B Metropolitana. Similares condiciones presenta
hoy Douglas Haig de Pergamino.
Tomando ese rendimiento como
referencia, y también los intentos fallidos que vinieron después, está claro
que Colón tiene condiciones para plantarse como un equipo de ataque directo. Según
las características de sus jugadores, puede explotar la ofensiva vertical, sin
demorarse demasiado en la transición, buscando hacer diferencia con la habilidad
de sus volantes externos y agregando presencia en el área contraria para la definición.
Llama y Villarruel por los costados le aportan desequilibrio, Telechea sirve de
estación intermedia y Alario de puerto final, de referencia para la concreción.
Además, Osella tiene a disposición a Poblete, un excelente jugador que se
destaca como apoyo permanente desde atrás, pero además tiene buena técnica para
romper por sorpresa y tomar acciones en ataque. Estos cinco jugadores formaron
el bloque ofensivo en aquel partido contra el conjunto de Mataderos. La señal
es inconfundible.
Por supuesto que a eso le debe sumar
mayor orden defensivo (puede tenerlo con el regreso de Landa), recuperación
de pelota con un compromiso más activo de Ballini o Leys y apoyo permanente de
los laterales. Son aspectos más sencillos de alcanzar porque el técnico los
trabaja hace mucho tiempo.
El sabalero debe imponerse a su rival
de turno en el trámite. Es una obligación que debe sumir y hay varias formas de
lograrlo. Ser el dueño exclusivo de la pelota durante los 90 minutos no es la única y tampoco es un modo que pueda cumplir.
Tal vez cuando el Mago Ramírez esté
en condiciones óptimas se anime a intentarlo. Mientras tanto, a Colón le
conviene ser directo y veloz, que no quiere decir jugar de contragolpe. Lo va a
favorecer dividir la tenencia del balón, y esto no significa refugiarse en
campo propio.
Es evidente que el equipo de Osella necesita
definir una identidad, que por ahora no tiene un perfil claro. Pero tanto los jugadores
como los hinchas tendrán que manejar la ansiedad porque tal vez no pueda
resolverlo todo en un solo partido. Lo que sí le podemos reclamar es que comience
a trazar un rumbo y luego lo respete.
Colón se tomó contra Ferro el duelo
para superar la derrota dolorosa que le propinó San Martín. Hoy es imperioso
dar vuelta la página, reiniciar la máquina, volver a empezar. Pero esta vez
iniciar un camino sin ambigüedades, ejecutar un plan definido, reconocible, que
pueda llevar al sabalero sin sobresaltos a la meta del regreso a Primera División.
B Nacional – Torneo Transición 2014 –
Zona A - Fecha 10: Colón vs Douglas Haig
No hay comentarios.:
Publicar un comentario