Colón ganó un partido impensado y por
fin logró cortar la mala racha. El sabalero fue superado por Newell’s en casi
todo el encuentro, pero contó con la inspiración de Vegetti y la resistencia de
Broun para sumar un triunfo que necesitaba imperiosamente.
A veces el fútbol y la justicia no van
de la mano. Cuando ese desencuentro es perjudicial se suele maldecir al destino,
pero cuando el saldo resulta favorable se disfruta el doble. Al equipo de
Franco le tocó conseguir uno de esos triunfos que son difíciles de justificar
desde el juego y se respaldan apelando a explicaciones tales como: “fuimos
prácticos” o “tuvimos un par de chances y las aprovechamos”, sumado por supuesto
a “fue una gran noche de nuestro arquero”. Razones que, como ocurre en esta
ocasión, importan poco cuando ganar era una misión que ya había excedido las
formas para transformarse en una necesidad impostergable. El epílogo de la
noche para Colón podría resumirse en una afirmación utilitaria pero real: “ganamos…
otro día revisamos los modos”. Es que el sabalero estaba tan urgido por sumar
de a tres, que los merecimientos quedan automáticamente en un segundo plano.
Ahora bien, luego de dejar en claro que
lo más importante de la excursión al Parque de la Independencia fue el triunfo,
también es válido remarcar que el equipo santafesino volvió a jugar muy mal. Fue
dominado por Newell’s de principio a fin. En el primer tiempo, la Lepra lo
arrinconó fácilmente y ni siquiera el cambio prematuro que realizó Franco
(Romero por el pibe Cuevas a los 35’ del PT) sirvió para acomodar una defensa
desbordada. El elenco rosarino desperdició varias situaciones y se fue al
descanso con un empate que no merecía.
El complemento se presentó en
condiciones similares. Pero sobre los 18 minutos, Pablo Vegetti se fabricó solo
el gol de la victoria. El delantero peinó una pelota sobre Cáceres, giró y le
ganó en la carrera. Aprovechó la desatención de Víctor López para encaminarse
hacia la valla de Unsain, que hasta allí no había participado del partido. Cuando
quedó de frente al arco, el 20 se abrió y definió cruzado de zurda para
convertir su primer gol con la rojinegra.
A partir de allí comenzó el show de
atajadas de Jorge Broun. El arquero ya había tenido un par de intervenciones en
la primera parte. Pero fueron las cuatro atajadas determinantes del segundo
tiempo las que lo colocaron en el sitial de figura excluyente del cotejo y
responsable directo del resultado final. Las manos de Fatura sostuvieron la diferencia que Vegetti había logrado en arco
opuesto. En los extremos del campo estuvieron las claves del éxito.
Franco es el primero que seguramente
comprende que el marcador no se corresponde con la actuación de un Colón que
volvió a mostrarse desordenado, superado y sin la mínima ambición ofensiva que
el entrenador intenta trasmitir. Pero esta vez apareció la victoria, los tres
puntos que todo el mundo sabalero tanto necesitaba. Tal vez ahora, con ese
incómodo escollo superado, las cosas comiencen a encarrilarse.
Torneo Primera División 2015 – Fecha 22:
Newell’s 0 - 1 Colón