
La semana se hizo interminable. Fue imposible
para el hincha rojinegro matar la ansiedad. Mostaza
Merlo, en sus declaraciones previas a este encuentro, afirmó atinadamente que “no
hay que jugar antes el partido”. En un mensaje directo a sus jugadores, el
experimentado entrenador apuntó a evitar que los nervios consuman la energía
antes de lo previsto. En cambio, el hincha de Colón lo viene jugando desde el
domingo pasado, desde el mismo instante que el pitazo final de Castro marcó el
triunfo clave sobre Ferro. Pero el equipo debe estar en otra sintonía, debe
abstraerse para volcar toda la concentración cuando la pelota comience a rodar.
Hay algo en común que sí une a todos
los actores del mundo Colón. Todos, absolutamente todos, quieren que se termine
la pesadilla. Podemos estar a las puertas del año nuevo sabalero, del
renacimiento definitivo de un club que vivió en un infierno los últimos 12
meses.

Hubo un legado que tal vez sin querer
dejaron los nefastos dirigentes que fundieron al club y lo mandaron al
descenso: el sabalero tuvo que recuperar su esencia para resurgir. Esfuerzo,
sacrificio y solidaridad sirvieron para disimular carencias y potenciar
recursos limitados.
Y aquí está Colón, volviendo a ser el que siempre fue,
justo en el momento de dar el paso definitivo. Hoy es siempre todavía Colón. El
tiempo no se acabó. Hoy puede ser el mejor día del peor año Colón. El día del
renacimiento sabalero.
B Nacional – Torneo Transición 2014 –
Zona A - Fecha 21: Douglas Haig - Colón
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