sábado, 23 de abril de 2016

Mal de la cabeza

Colón trasladó sus conflictos al clásico y volvió a caer sin atenuantes a manos de Unión. El sabalero tuvo una expresión muy pobre en la primera parte, pudo reaccionar luego del descanso pero la levantada se truncó con la expulsión de Pablo Vegetti. Y en la recta final se quedó con las manos vacías como consecuencia lógica de una inferioridad incuestionable. La institución rojinegra pasa por un momento de crisis que nació en la cabeza y hoy llegó a los pies.
El rendimiento en el primer tiempo fue paupérrimo. Superado en el medio, sin peso arriba, cometiendo errores en la salida y con desinteligencias en defensa. Fueron tantas las ventajas que otorgó en ese lapso que el 0 a 0 en la chapa cuando se fueron al descanso era la mejor noticia para el cuadro del Centenario.
El entretiempo sirvió para que Johansen corrigiera algunas cosas y gracias a eso Colón salió con otro compromiso al complemento. Con Figueroa como manija, el rojinegro empezó a dominar el juego en campo de Unión y construyó un par de ocasiones de peligro antes del primer cuarto de hora con el ex Newell’s como protagonista. Primero en una combinación con Lagos que derivó en un remate que controló Nereo Fernández. Y luego Figueroa tuvo en su cabeza la apertura del marcador, pero el arquero le tapó el mano a mano de forma brillante.
Eso fue lo único que Colón pudo generar en ofensiva a lo largo del clásico. Luego vino la irresponsable expulsión de Vegetti, por aplicarle un codazo a García Guerreño, y el natural retroceso de un equipo que juega con un hombre menos. El técnico intentó mantener las chances ofensivas con el ingreso de Leguizamón, pero el conjunto no acompañó esa intención y con el correr de los minutos priorizó defender el empate que estaba consiguiendo.
Sin embargo, una acción que encontró desarmada a la última línea derivó en el tanto de la derrota. Conti salió muy lejos y quedó fuera de combate ante un toque de Gamba, Benegas no pudo evitar el control de Riaño en el área y tampoco la asistencia de taco, y Broun no tuvo reacción ante la definición del mendocino para el 1 a 0 rojiblanco.
Colón se enfrentaba a la única chance de resurgir en un instante, de salir del infierno y subir al paraíso en 90 minutos. Ganar el clásico era la solución mágica para borrar la suma de males que vienen aquejando al mundo sabalero. Estuvo lejos de lograrlo.
Como un castillo de naipes, Colón empezó a derrumbarse desde arriba y se desmoronó hasta la base. Con dirigentes peleándose por el poder a la cabeza, con un técnico que esperó que la situación fuese irremontable para irse, con la barra apretando libremente al plantel, y con su máxima figura “colgando los botines rojinegros” antes de tiempo, este clásico pareció el Everest para los jugadores que tuvieron que afrontarlo y el pobre Johansen.
El futuro de Colón se oscurece y las consecuencias desde este mismo lunes son imposibles de mensurar. La responsabilidad principal de corregir el rumbo es de los dirigentes. Si continúan en el afán de privilegiar sus egoísmos el tobogán puede ser interminable.

Primera División – Torneo Transición 2016 - Fecha 12: Unión 1 – 0 Colón

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