Colón trasladó sus conflictos al
clásico y volvió a caer sin atenuantes a manos de Unión. El sabalero tuvo una
expresión muy pobre en la primera parte, pudo reaccionar luego del descanso
pero la levantada se truncó con la expulsión de Pablo Vegetti. Y en la recta
final se quedó con las manos vacías como consecuencia lógica de una
inferioridad incuestionable. La institución rojinegra pasa por un momento de
crisis que nació en la cabeza y hoy llegó a los pies.
El rendimiento en el primer tiempo fue
paupérrimo. Superado en el medio, sin peso arriba, cometiendo errores en la
salida y con desinteligencias en defensa. Fueron tantas las ventajas que otorgó
en ese lapso que el 0 a 0 en la chapa cuando se fueron al descanso era la mejor
noticia para el cuadro del Centenario.
El entretiempo sirvió para que Johansen
corrigiera algunas cosas y gracias a eso Colón salió con otro compromiso al
complemento. Con Figueroa como manija, el rojinegro empezó a dominar el juego
en campo de Unión y construyó un par de ocasiones de peligro antes del primer
cuarto de hora con el ex Newell’s como protagonista. Primero en una combinación
con Lagos que derivó en un remate que controló Nereo Fernández. Y luego
Figueroa tuvo en su cabeza la apertura del marcador, pero el arquero le tapó el
mano a mano de forma brillante.
Eso fue lo único que Colón pudo generar
en ofensiva a lo largo del clásico. Luego vino la irresponsable expulsión de
Vegetti, por aplicarle un codazo a García Guerreño, y el natural retroceso de
un equipo que juega con un hombre menos. El técnico intentó mantener las
chances ofensivas con el ingreso de Leguizamón, pero el conjunto no acompañó
esa intención y con el correr de los minutos priorizó defender el empate que
estaba consiguiendo.
Sin embargo, una acción que encontró
desarmada a la última línea derivó en el tanto de la derrota. Conti salió muy
lejos y quedó fuera de combate ante un toque de Gamba, Benegas no pudo evitar
el control de Riaño en el área y tampoco la asistencia de taco, y Broun no tuvo
reacción ante la definición del mendocino para el 1 a 0 rojiblanco.
Colón se enfrentaba a la única chance
de resurgir en un instante, de salir del infierno y subir al paraíso en 90
minutos. Ganar el clásico era la solución mágica para borrar la suma de males
que vienen aquejando al mundo sabalero. Estuvo lejos de lograrlo.
Como un castillo de naipes, Colón
empezó a derrumbarse desde arriba y se desmoronó hasta la base. Con dirigentes peleándose
por el poder a la cabeza, con un técnico que esperó que la situación fuese
irremontable para irse, con la barra apretando libremente al plantel, y con su
máxima figura “colgando los botines rojinegros” antes de tiempo, este clásico
pareció el Everest para los jugadores que tuvieron que afrontarlo y el pobre
Johansen.
El futuro de Colón se oscurece y las
consecuencias desde este mismo lunes son imposibles de mensurar. La responsabilidad
principal de corregir el rumbo es de los dirigentes. Si continúan en el afán de
privilegiar sus egoísmos el tobogán puede ser interminable.
Primera División – Torneo Transición
2016 - Fecha 12: Unión 1 – 0 Colón