Unión pudo sortear un ciclo de tres partidos
muy complicados, que presentaba rivales fuertes, dos de los denominados “grandes”,
y que aparecía como la prueba de fuego para el tatengue en su regreso a
Primera. Salió indemne de los cruces ante Lanús, River e Independiente. Consiguió
tres empates aunque mereció ganarle al Granate, perder ante el Millonario y
llevarse un punto contra el Rojo. Pero más allá de los resultados, el balance
global de rendimiento es positivo para el conjunto de Leonardo Madelón.
Contra Independiente desarrolló la
actuación más deslucida de los tres encuentros. Tuvo puntos altos en la primera
media hora, pero luego se fue apagando. Y el segundo tiempo fue decididamente
bajo, salvo por la tarea individual de Castro, Sánchez y Martínez.
El cuadro de Avellaneda manejó la
pelota y controló el juego durante todo el cotejo. Unión nunca pudo cortar la
circulación que iniciaban los defensores y mejoraban los mediocampistas, sobre
todo Aquino y Pisano por los costados. Recién cuando el balón llegaba a la zona
de la última línea tatengue las jugadas del visitante se diluían. Hasta que una
de ellas tuvo buen final.
Sobre los 19 minutos, el Rojo sacó
provecho de su capacidad de juego con una acción que incluyó trece toques y que
terminó con una exquisita asistencia de Pisano para Lucas Albertengo. El
delantero le dio mordido y la pelota entró pidiendo
permiso pegada al palo derecho. La definición imperfecta no logró empañar
un gol excelente por la gestación del mismo.
Pese al dominio rojo, Unión fue
agresivo e inteligente hasta los 30 minutos de la primera parte. Decidió
presionar bien arriba, adelantar las líneas y, si bien no lograba recuperar la
pelota en zona ofensiva, cuando tomaba el balón atacaba en velocidad utilizando
rápidamente a sus delanteros.
Veloz fue la reacción del tatengue para
empatar el marcador. Al igual que ante Lanús, dos minutos después de sufrir un
tanto convierte el suyo. Triverio recibió en el área y fue derribado por
Tagliafico. Ignacio Malcorra se hizo cargo del remate y definió con
tranquilidad a la izquierda de Rodríguez, que se tiró hacia el otro costado.
En el complemento la historia cambió. Madelón
decidió acomodar al equipo más atrás, esperar a Independiente más cerca del
arco de Castro para achicar los espacios en la mitad de la cancha e impedir el
juego fluido del Rojo. Pero no lo pudo lograr.
Unión sufrió demasiado en la segunda
parte, no pudo contener al visitante en la zona media y tampoco hilvanó
contragolpes efectivos. Los cambios no le dieron resultado al entrenador. Ni Guerra
ni Fabro funcionaron como los iniciadores de esos contragolpes.
El elenco de Almirón no generó muchas
situaciones de peligro en el segundo tiempo, pero siempre dejó la sensación de
estar más cerca de ganarlo. En los últimos minutos hubo una acción clara por
lado. Triverio se la ganó a Aguilera y remató de zurda, pero Rodríguez tapó el
disparo. Mientras que sobre la hora Albertengo quedó mano a mano y Castro
protagonizó la mejor atajada del partido para asegurar el empate.
Unión atravesó de buena forma tres
fechas complicadas que dejaron su enseñanza de cara al futuro, donde llegarán rivales
de menor jerarquía. Tendrá que evitar las desatenciones defensivas que cometió
ante Lanús, no salir a “mirar el partido” (tal cual dijo Madelón) como en el
primer tiempo contra River y no deberá defenderse tan cerca de su arco como
hizo en el complemento frente a Independiente. Del otro lado de la balanza, el
tatengue sabe que se acercará al éxito si tiene la reacción anímica que mostró
ante el Granate y el Rojo, la personalidad y actitud que tuvo en la segunda
parte contra el Millonario y la presión alta y la agresividad que exhibió en la
primer media hora frente a los de Avellaneda.
Primera División – Torneo 2015 –Fecha 5:
Unión 1 – 1 Independiente
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