Colón logró el triunfo que tanto
anhelaba y que mucho necesitaba. Venció a Olimpo gracias a una inspiración
individual de Romero y pudo sumar de a tres por primera vez en el año. El sabalero
no jugó bien ni superó a un rival que expuso muchas limitaciones, pero alcanzó
lo más importante: ganar.
En la previa se esperaba que el cuadro
santafesino ratificara el crecimiento futbolístico que exhibió en Rosario con
una actuación similar que lo acercara a la victoria. Sin embargo, todos los
partidos son distintos y los rivales también, más allá de la ubicación en la
tabla de cada uno. Por características ajenas y carencias propias, al cuadro
santafesino se le hizo más complejo enfrentar al bahiense en su propia casa.
El cuadro de Javier López tuvo buenas intenciones,
trató de copar la mitad de la cancha, de manejar la pelota y presionar la
salida cuando no la tenía. Planteó el partido casi siempre en campo rival, en
complicidad con una postura cautelosa que Olimpo ya tenía definida de antemano.
No obstante, ese dominio no se tradujo en acciones de gol cerca del arco
aurinegro. Colón avanzó mucho pero atacó poco, no tuvo precisión ni profundidad
y sufrió un par de veces por quedar mal parado en defensa. Estaba claro que el
planteo con superpoblación de volantes era improductivo y que el rojinegro
necesitaba incorporar rápidamente un jugador en zona ofensiva.
Sobre los 15 minutos del complemento el
equipo se iba quedando sin ideas, mostraba muy pocos argumentos y la gente
comenzaba a impacientarse. En ese momento apareció Brian Romero para construir
una jugada poco relacionada con el contexto del partido. La defensa de Olimpo
se había destacado hasta allí por achicar los espacios efectivamente y no
permitir zonas liberadas en tramos de definición. Por fortuna para los
intereses sabaleros, el ex Acassuso desbarató esa corrección con un quiebre de
cintura, acompañado de un autopase que dejó mal parados a tres futbolistas y
rompió la última línea visitante. Con ese movimiento, Romero quedó cara a cara
con Champagne para definir. El cruce extremo de Furios sirvió para desviar el
remate, pero no para evitar que el tiro se meta por encima del arquero. Cuando los
ánimos se caldeaban, Colón lograba la diferencia en el marcador y una tranquilidad
muy importante para sostener la ventaja.
A partir de gol, el rojinegro afrontó
los minutos que restaban con una postura más sólida. Ratificando la idea de
continuar controlando el balón en el medio, pero sin la urgencia de convertir. Ni
el corte de luz, ni los minutos que el partido estuvo detenido, ni los cambios
que Perazzo introdujo en Olimpo pudieron torcer la historia.
Por fin Colón pudo ganar, pudo gritar
victoria después de cuatro meses y ocho partidos en Primera División. No exhibió
los atributos que le vimos ante Rosario Central, le costó mucho más, no se
impuso a su rival de turno y tuvo varios inconvenientes para generar
situaciones de peligro, pero alcanzó el triunfo tan ansiado.
Este es el resultado que el conjunto santafesino
necesitaba para marcar un punto y aparte en la racha negativa, para olvidar a Mostaza Merlo y las cuestiones físicas
de una vez por todas, para poner el foco en el horizonte y dejar atrás el negativo
arranque de torneo. Si Colón logra en el futuro unir el rendimiento obtenido en
Rosario con el marcador final de esta tarde podrá mirar hacia adelante y las
primeras seis fechas quedarán en eso: solo un mal comienzo.
Primera División – Torneo 2015 –Fecha 8:
Colón 1 – 0 Olimpo
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