lunes, 5 de octubre de 2015

Un clásico sin fútbol

Unión y Colón jugaron poco, pelearon mucho y quedaron en deuda con la jerarquía que demanda el histórico choque entre santafesinos. El tatengue se animó un poco más hasta la expulsión de Britez, pero dependió demasiado de la pelota parada y retrocedió luego de quedarse con uno menos. El sabalero intentó atropellarlo recién cuando tuvo superioridad numérica, pero expuso las carencias conocidas para generar situaciones de gol. Ambos dejan una imagen decepcionante en el saldo final de los 180 minutos del clásico.
Unión dejó pasar la posibilidad de superar a uno de los equipos más pobres de Colón en los últimos años. Si bien el rendimiento del rojiblanco venía en baja, las diferencias de nivel se mantenían en los papeles previos. Pero en la cancha no se notaron, al igual que en el cotejo de ida.
El elenco de Madelón no ejerció presión de arranque para exigir a una defensa propensa a cometer errores, prescindió con intención de la transición en el mediocampo y abusó del pelotazo largo para Riaño. El delantero pudo aguantar algunas pelotas y darle buen destino o rescatar alguna infracción. Sin embargo, la repetición exagerada del recurso jugó a favor de los hombres sabaleros, que de a poco fueron controlándolo.
Sin lucidez para el juego asociado y con la vía de los envíos largos agotada, Unión quedó supeditado al uso de la pelota parada y al aprovechamiento circunstancial de las equivocaciones de la última línea rojinegra. Por esos caminos construyó algunas acciones de peligro hasta que llegó la expulsión de Emanuel Britez. En ese momento resignó cualquier perspectiva de ataque y decidió retroceder para apostar a contragolpes que nunca sucedieron.
Por su parte, Colón ejecutó un planteo extraño que le funcionó solo por momentos del primer tiempo y que debió cambiar en el complemento para ser más agresivo. Darío Franco apostó por un mediocampo poblado, con Alan Ruiz cumpliendo la inusual función de “falso nueve”.
Solo por un lapso en la primera parte, Ledesma se hizo dueño de la pelota en el medio, se asoció con Ballini y encontró a Ruiz en posición ventajosa, en la zona libre por delante de los marcadores centrales y detrás del volante tapón. Aunque ese dominio no se tradujo en jugadas de peligro cerca del arco rojiblanco. Luego Ruiz se cansó por el trajín, mermó su participación y Colón cedió el protagonismo.
El sabalero retomó el control del partido y desarrolló su mejor momento en el juego luego de la expulsión de Britez. Franco estuvo rápido de reflejos para incluir a Vegetti inmediatamente y obligar a Unión a tomar mayores recaudos. El ingreso de un nueve natural le permitió a Ruiz retrasarse unos metros para jugar en la zona donde había marcado diferencias en el clásico anterior. Por sus pies pasaron casi todos los ataques visitantes y dos remates suyos que atajó Nereo Fernández fueron las acciones más claras que tuvo Colón en el encuentro.
Lo positivo que puede rescatar el cuadro del Barrio Centenario es no haber sido menos que su rival en ninguno de los dos compromisos, cuando las predicciones previas indicaban un destino diferente. Lo negativo continúa siendo la llamativa impotencia para convertir, la alarmante falta de gol que anuncia que la tarea de la salvación será sufrida hasta el final.
El clásico santafesino no cumplió con la más mínima expectativa. Los hinchas de Colón hace tres semanas y la parcialidad de Unión ayer sí comprendieron la importancia de la cita y respondieron con creces. No pasó lo mismo con los protagonistas de verdad, los que pisan la cancha y son responsables de las alegrías y tristezas de los que hacen fuerza desde afuera. Esos 22 se llevaron un aplazado por partida doble.


Torneo Primera División 2015 – Fecha 27: Unión 0 – 0 Colón

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