
El equipo de Madelón no modificó
demasiado su nivel en relación al compromiso pasado ante el sabalero, pero sí pudo
encarrilar sus resultados. En la previa de la fecha 24 arrastraba cuatro
partidos sin ganar, mientras que ahora llega con el antecedente positivo de cuatro
sin perder. El retorno a la sumatoria de a tres agregado a la sostenida
mediocridad del rojinegro lo vuelven a colocar en posición de banca. Aunque esta
vez la condición de local seguramente lo obligará más que en la visita al
Barrio Centenario.
En Rafaela, Unión exhibió una síntesis
de su realidad en este segundo semestre. Cometió errores extraños para un
elenco que en algún momento mostró solidez y luego se recuperó en base a una
actitud arrolladora, impulsada por la determinación colectiva. Esa es la mayor
virtud actual de la formación tatengue: el poder del conjunto.
El técnico resaltó en la semana que ya
no hay una figura excluyente (en clara referencia a Enrique Triverio) y destacó
la aparición del equipo de forma integral como respuesta. Es que cuando se va
el crack queda al desnudo el funcionamiento. Unión sufrió y todavía sufre la
ausencia de su crack. Le costó luego del receso ir construyendo de a poco una articulación
que disimule su falta.

Unión encara este clásico revancha con
la obligación de cumplir con la cuenta pendiente que dejó en el anterior: plasmar
en la cancha la superioridad que los papeles previos indican. Seguramente ya
tomó nota de las fortalezas contrarias y también de sus debilidades, para no
dejar pasar la oportunidad de ganarle al eterno rival frente a su gente.
Es el partido indicado para que los
jugadores terminen de madurar, para que el equipo se reciba de tal. Y al mismo
tiempo es un compromiso muy importante para Leonardo Madelón. Un triunfo
cerrará el círculo de idolatría que el hincha profesa. Ya siendo ídolo como
jugador, se graduará de ídolo como entrenador.
Primera División 2015 –Fecha 27: Unión
vs Colón
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