Unión se planteó como meta inicial
superar los veinte puntos en este Torneo de Transición. Tuvo un arranque
irregular y un lapso negativo hasta la mitad del campeonato. Pero a partir de
los clásicos fue enderezando el camino y, luego del segundo derby, se afianzó
como equipo y tuvo un sprint final muy bueno para alcanzar las 22 unidades.
La campaña del conjunto de Leonardo
Madelón se divide claramente en dos mitades. El tatengue protagonizó una
cosecha escasa hasta la fecha 8, y una sumatoria casi óptima luego del primer
triunfo ante Colón. Pero no solo en materia de resultados el semestre se puede
dividir en dos partes. En relación al rendimiento, también hay un quiebre
táctico y estratégico en la formación rojiblanca a partir del 3-0 sobre el
sabalero.
El campeonato protagonizado por Unión
puede ubicarse en los estándares de lo previsible. Repartió triunfos y empates
contra rivales de menor jerarquía o igual nivel y fue superado por oponentes
que aparecían como más poderosos. El plus que exhibió el rojiblanco como logro extraordinario
son las históricas victorias en los clásicos. Imponerse sobre Colón de forma
consecutiva fue la distinción que eleva la nota al momento de las conclusiones
finales.
A Madelón le costó encontrar el mejor
funcionamiento. Pero el entrenador acertó en la decisión de cambiar a tiempo.
La variante táctica y el nuevo diagrama de equipo que alcanzó desde la
experiencia fallida en la Bombonera le dieron un espaldarazo que se extendió
hasta el final del Torneo. El sistema 4-2-3-1 potenció a sus mejores jugadores,
que levantaron su rendimiento en la segunda etapa de la competencia.
La etapa más exigua en la sumatoria fue
hasta la fecha 7. En ese lapso, Unión cosechó 6 puntos de 21 en juego (29%). A partir
del primer clásico la realidad viró 180 grados. El cuadro santafesino sumó, en
nueve partidos, 16 unidades de los 27 que disputó hasta el final (59%).
Los puntos más altos fueron Ignacio
Malcorra (determinante en asistencias y goles), Mauricio Martínez (fundamental
en el juego y la recuperación) y Claudio Riaño (el artillero del Torneo). En un
segundo escalón aparecen futbolistas que acrecentaron su influencia positiva a
la par de la mejora colectiva: Nereo Fernández (pilar desde el arco con
atajadas claves), Lucas Gamba (el que más se potenció con el nuevo esquema) y
Nelson Acevedo (rueda de auxilio siempre importante).
Unión redondeó una actuación aceptable.
No superó ampliamente las expectativas pero alcanzó la meta inicial planteada
por dirigentes y cuerpo técnico. Los 22 puntos cosechados, en un campeonato
afrontado sin gastos excesivos por ser “de transición”, constituyen un balance
positivo. A esto hay que sumarle la ganancia agregada por las victorias en
ambos clásicos, cuestión que constituye en sí misma un mojón histórico más allá
del recuento final.
Primera División – Torneo Transición
2016 - Fecha 16: Unión 1 – 1 Estudiantes
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