Colón hizo casi todo mal en este
semestre. Dentro y fuera de la cancha. Inició su camino con todas las luces en
tres victorias consecutivas. Pero luego, a la par de la crisis institucional,
fue tropezando hasta culminar arrastrándose en el tramo final. Los 17 puntos
acumulados en el Torneo Transición no fueron suficientes para alcanzar el
objetivo de mínima y dejaron al cuadro rojinegro en una posición preocupante en
la tabla de promedios para la próxima temporada, a solo cuatro puntos del
descenso.
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Pero a partir de esa jornada, todo iba
a comenzar a derrumbarse, deportiva e institucionalmente. Al mismo tiempo que
los dirigentes se peleaban entre sí en una interna vergonzosa, el equipo de
Franco caía derrotado por marcadores abultados. El sabalero perdió tres
encuentros consecutivos, aunque pareció tomar aire con el triunfo inesperado
sobre River.
El primer clásico ante Unión aparecía
como un punto de inflexión. Y lo fue, pero de forma negativa. La derrota
histórica por tres goles ante el eterno rival en el Centenario fue el detonante
de un efecto dominó que no se detuvo.
La Comisión Directiva, inmersa en
enfrentamientos individuales, estiró en demasía la permanencia del entrenador. El
equipo sacó dos empates que solo sirvieron para demorar el quiebre esperado que
se concretó luego de la caída en Junín. Con Ariotti y Ruiz ausentes ante
Sarmiento para firmar el contrato de transferencia con Sp. Lisboa, y un
vestuario que ya le había dado la espalda, Franco comprendió que los tiempos
estaban acabados y dio un paso al costado casi al unísono con el pedido de
licencia médica del presidente Ferraro.
A partir de allí, todo pareció
decantarse por naturaleza a un estado cada vez más negativo sin que le
importara demasiado a la mayoría de los protagonistas. Colón volvió a perder el
clásico y, previo triunfo de los pibes contra Olimpo, se convirtió en un equipo
que vegetó los siguientes tres compromisos, sufriendo derrotas como si fuese un
trámite.
El sabalero recogió más del 50% de los
puntos totales en las primeras tres fechas. Esa racha positiva (9 de 9 en
juego) quedó en la nada con una cosecha muy pobre en los 13 partidos restantes:
8 unidades de 39 posibles (20%). Además, el cuadro rojinegro fue el que más
encuentros perdió, junto a Olimpo, con 9. Y el segundo más goleado con 31
tantos en contra, detrás de Quilmes (32).
El único jugador rescatable fue Alan
Ruiz. Fue la figura del equipo y el artillero con 7 anotaciones, participando solo
de 9 partidos. Sin embargo, su evaluación se empaña si tenemos en cuenta que
decidió dejar de jugar para el elenco rojinegro cuando faltaba un tercio de torneo.
Colón protagonizó un papelón fuera del
campo y acusó los efectos nocivos dentro de la cancha. El rendimiento fue
decididamente malo y las consecuencias seguramente serán el desmantelamiento de
este plantel. En tal sentido, el sabalero estará obligado a cambiar de forma
urgente su realidad. De lo contrario, la temporada que comienza en agosto lo
tendrá más temprano que tarde comprometido seriamente con los promedios del
descenso.
Primera División – Torneo Transición
2016 - Fecha 16: Gimnasia 3 – 0 Colón