domingo, 7 de junio de 2015

Se fue antes que lo echen

Javier López se adelantó ante la indecisión de los dirigentes y resolvió dar un paso al costado y dejar de ser el entrenador de Colón. El técnico se sintió manoseado en la semana, entendió que la falta de consenso en la Comisión Directiva era irreversible y le puso punto final a su ciclo en el cuadro santafesino.
La dirigencia sabalera especuló en los últimos días con el resultado del encuentro ante Huracán. Pensaron que un marcador claro a favor o en contra podía ayudarlos a justificar la opción de inclinar la balanza hacia un lado u otro en relación al futuro del DT. Pero Colón consiguió un empate, el marcador más repetido de este semestre, y dejó expuestos a los directivos que se quedaron sin reacción.
López debió lidiar con factores negativos que condicionaron el rendimiento del equipo, algunos de su responsabilidad y otros ajenos a su voluntad. Él no tuvo la culpa de recibir una plantilla con incorporaciones de bajo nivel, una base física deficiente, con jugadores propensos a lesionarse muy seguido y sin un recambio útil que surja de las inferiores (aunque llegaba de coordinar los juveniles del club). Sí podemos achacarle malas decisiones al armar la formación principal, demasiados cambios de un partido al siguiente (casi nunca utilizó el mismo equipo), mucha confusión en los planteos tácticos, y la migración desde un perfil medianamente ofensivo a una postura exageradamente defensiva en las últimas presentaciones. Además, como foco principal, el técnico no logró imprimir nunca una identidad definida de juego. A lo largo de los 15 partidos, nunca se supo a qué jugaba el sabalero.
Colón culmina esta primera parte del año luciendo mejor en la tabla que en la cancha. Los números, escasos pero no deficientes, no reflejan del todo la pobreza futbolística que el elenco rojinegro desplegó en el campo. Los 17 puntos que luce son mucho teniendo en cuenta que convirtió solo 14 goles a favor en 15 partidos (3 de ellos en el mismo encuentro frente a Defensa y Justicia). Ganó poco (3 victorias), empató mucho (8 igualdades) y perdió menos de lo que merecía (4 derrotas). Hubo solo un cotejo en el cual el equipo de López llevarse algo más: el que jugó como visitante de Rosario Central, que terminó 1 a 1. En el resto de sus presentaciones, Colón cosechó lo justo o más de lo que le correspondía según su actuación.
De cara a la segunda mitad del campeonato, el conjunto del Barrio Centenario tendrá la posibilidad de mejorar la suma de unidades para ganar en tranquilidad pensando en 2016. Sin embargo, el margen de error será estrecho. Si repite esta producción tal vez le alcance para zafar en este certamen, pero seguramente afrontará muy apretado el torneo corto del próximo año.
Estas son las consecuencias deportivas del desempeño de los dirigentes de Colón, que comenzaron el semestre apoyando la continuidad de un técnico que no los convencía, armaron un plantel desbalanceado, con refuerzos de avanzada edad, sin rodaje futbolístico y con riesgo de lesiones. Luego de la primera fecha echaron a Merlo y le entregaron el fierro caliente a un debutante. En ese contexto de trabajo, el Alemán López hizo lo que pudo. Se equivocó mucho, acertó poco y terminó pagando los platos rotos de una dirigencia que sigue cometiendo pecados de juventud, cuando ya transcurrió un año y medio de gestión.

Torneo Primera División 2015 – Fecha 15: Colón 1 - 1 Huracán

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