Javier López se adelantó ante la
indecisión de los dirigentes y resolvió dar un paso al costado y dejar de ser
el entrenador de Colón. El técnico se sintió manoseado en la semana, entendió
que la falta de consenso en la Comisión Directiva era irreversible y le puso punto
final a su ciclo en el cuadro santafesino.
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López debió lidiar con factores
negativos que condicionaron el rendimiento del equipo, algunos de su responsabilidad
y otros ajenos a su voluntad. Él no tuvo la culpa de recibir una plantilla con
incorporaciones de bajo nivel, una base física deficiente, con jugadores
propensos a lesionarse muy seguido y sin un recambio útil que surja de las
inferiores (aunque llegaba de coordinar los juveniles del club). Sí podemos
achacarle malas decisiones al armar la formación principal, demasiados cambios
de un partido al siguiente (casi nunca utilizó el mismo equipo), mucha
confusión en los planteos tácticos, y la migración desde un perfil medianamente
ofensivo a una postura exageradamente defensiva en las últimas presentaciones. Además,
como foco principal, el técnico no logró imprimir nunca una identidad definida
de juego. A lo largo de los 15 partidos, nunca se supo a qué jugaba el
sabalero.
Colón culmina esta primera parte del
año luciendo mejor en la tabla que en la cancha. Los números, escasos pero no
deficientes, no reflejan del todo la pobreza futbolística que el elenco
rojinegro desplegó en el campo. Los 17 puntos que luce son mucho teniendo en
cuenta que convirtió solo 14 goles a favor en 15 partidos (3 de ellos en el
mismo encuentro frente a Defensa y Justicia). Ganó poco (3 victorias), empató
mucho (8 igualdades) y perdió menos de lo que merecía (4 derrotas). Hubo solo
un cotejo en el cual el equipo de López llevarse algo más: el que jugó como
visitante de Rosario Central, que terminó 1 a 1. En el resto de sus
presentaciones, Colón cosechó lo justo o más de lo que le correspondía según su
actuación.
De cara a la segunda mitad del
campeonato, el conjunto del Barrio Centenario tendrá la posibilidad de mejorar
la suma de unidades para ganar en tranquilidad pensando en 2016. Sin embargo,
el margen de error será estrecho. Si repite esta producción tal vez le alcance
para zafar en este certamen, pero seguramente afrontará muy apretado el torneo
corto del próximo año.
Estas son las consecuencias deportivas
del desempeño de los dirigentes de Colón, que comenzaron el semestre apoyando
la continuidad de un técnico que no los convencía, armaron un plantel
desbalanceado, con refuerzos de avanzada edad, sin rodaje futbolístico y con
riesgo de lesiones. Luego de la primera fecha echaron a Merlo y le entregaron
el fierro caliente a un debutante. En ese contexto de trabajo, el Alemán López hizo lo que pudo. Se equivocó
mucho, acertó poco y terminó pagando los platos rotos de una dirigencia que
sigue cometiendo pecados de juventud, cuando ya transcurrió un año y medio de
gestión.
Torneo Primera División 2015 – Fecha 15:
Colón 1 - 1 Huracán
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