sábado, 6 de diciembre de 2014

Cielo o infierno

Colón afronta una nueva final. Otra más en este año que lo tuvo al sabalero haciendo equilibrio en una cornisa interminable. Aparece un nuevo partido bisagra, de los cuales nadie puede salir indemne. Nada será igual después de las siete de la tarde de este domingo, más allá del resultado conseguido. Felicidad total, tristeza profunda, y hasta una cuota de incertidumbre, pueden tener lugar en el desenlace de esta historia rojinegra.
El equipo de Mostaza Merlo tiene una gran ventaja. Todavía depende de su propio rendimiento. Nadie más que el elenco sangre y luto es capaz de forjar el futuro inmediato. La misión es simple e imperiosa a la vez: hay que ganar.
En estos casos se utiliza mucho la expresión “ganar como sea”. Pero en realidad si Colón quiere acercarse a la posibilidad del triunfo deberá mejorar mucho su nivel en relación a la pobre expresión de Pergamino. El técnico dudó mucho durante la semana y al parecer utilizará un sistema táctico parecido. Lo que debe cambiar necesariamente es la actitud, la presencia del equipo en la cancha. El sabalero debe imponerse desde lo colectivo con una postura más agresiva. Tiene que ser ambicioso porque un gol lo puede depositar de nuevo en Primera División sin depender de nadie.
En el último partido como local apareció una bandera con la leyenda “Primero Colón”. Por desgracia, en los últimos días los actores del mundo rojinegro no comprendieron la importancia de ese mensaje y enrarecieron demasiado el clima previo al encuentro más importante del año.
Las internas de los dirigentes actuales, con una pelea a golpes de puño incluida, la aparición inoportuna de directivos opositores que buscaron ganar notoriedad en un momento crítico, la visita indeseada de la barrabrava al entrenamiento del martes disfrazando de “apoyo” lo que en realidad fue una apretada. En este momento Colón necesita de todos. Hay que ponerle punto y aparte a las mezquindades. De lo contrario, el castigo deportivo puede ser muy duro.
Por el medio de todo este lío anda el hincha de verdad. Ese al que el corazón ya no le da más. El mismo que casi se infarta en el partido contra Olimpo, el que fue ilusionado a Rosario y volvió destrozado después de la derrota a manos de At. Rafaela. El mismo que peregrinó a Pergamino, se aguantó la lluvia, las piedras y los gases, para ver un conjunto que desde la cancha no le devolvió nada.
Ese mismo hincha que seguramente rebalsará las tribunas del Brigadier López para brindarle al equipo el apoyo necesario. Haciendo carne eso de “en las buenas y en las malas”, y consciente que en ocasiones como esta la hinchada también juega el partido.
Colón está otra vez de cara a un instante de extremos. Tan cerca del cielo como del infierno. En 90 minutos se define su destino, ojalá el equipo esté a la altura de lo que dicta su historia y de lo que merece su gente.
 

B Nacional – Torneo Transición 2014 – Zona A - Fecha 22: Colón vs Boca Unidos

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