domingo, 18 de septiembre de 2016

De la mano de Leo

Unión se anotó un triunfo histórico en la cancha de Lanús. El tatengue venció al granate en su casa después de casi 40 años. Otra vez Madelón fue gran responsable del resultado. Sus decisiones antes y durante el partido fueron claves para la victoria.
El técnico planteó el encuentro de manera especial en la previa. Después de la pálida imagen ante Aldosivi eligió cambiar de sistema y apostar a un equipo con dos líneas de cuatro y mayor resguardo del medio hacia atrás. La planificación le dio buen resultado durante la primera media hora. En ese lapso Lanús manejó la pelota pero no inquietó a Nereo. Unión redujo espacios, presionó la circulación en el medio y se mantuvo corto para no dar ventajas. Hasta que el elenco de Almirón comenzó a romper por las bandas, con Moreno y Pasquini, y el rojiblanco sufrió el último cuarto de hora de la primera parte.
Madelón tomó nota de esas debilidades y también de la falta de precisión en la construcción de los contragolpes. Por eso decidió el ingreso de Rolle en el inicio del complemento para sostener el 4-4-2 pero con Gamba obligando por el sector derecho y el ex Olimpo para conducir los ataques.
A Unión le costó el arranque del segundo tiempo porque Sergio Almirón hizo ingresar a Acosta y el Laucha complicó por izquierda en asociación con Miguel Almirón. Sin embargo, sobre los veinte minutos llegó el quiebre que cambió el partido.
Lucas Gamba ganó en lo alto un córner de Rolle y venció la mala salida de Monetti para abrir el marcador y torcer el destino del encuentro. El gol modificó todo. Impulsó la confianza del cuadro santafesino que, a partir de ponerse en ganancia, empezó a animarse, se adelantó en el campo y generó opciones para ampliar la ventaja. También modificó el temple de Lanús, que nervioso se llenó de dudas y presiones. Ni siquiera el ingreso de Sand fue suficiente para devolverle el control de juego.
Después del 1 a 0, Unión generó cuatro jugadas de mano a mano y en tres de ellas Monetti fue clave para ahogar el segundo grito.
Así, el tatengue se impuso en un partido que primero trabajó, luego sufrió y, a partir del gol, finalmente lo jugó mejor que el granate para llevarse un triunfo merecido.
La victoria es en gran parte mérito de Madelón. El técnico volvió a influir positivamente en la formación del equipo y con sus decisiones durante el juego. Unión ya no tiene individualidades que resuelvan trámites complejos. Como pasaba con Malcorra, Riaño o Martínez. Ahora todo se basa en la fuerza colectiva. Y, en ese contexto de necesidades, el DT es parte fundamental del éxito.

Primera División 2016 – Fecha 3: Lanús 0 – 1 Unión 

Gana y sigue

Colon consiguió uno de esos triunfos que no se explican con demasiados argumentos. En el marco de un rendimiento discreto, el sabalero encontró una jugada que mezcló buena fortuna en la decisión equivocada del árbitro con la jerarquía de Blanco para sacar provecho de la acción y brindarle al rojinegro tres puntos que transforman en casi óptima la cosecha en el inicio del torneo.
Cualquier evaluación de los puntos bajos que el elenco de Montero tuvo en su partido ante Talleres pueden ser contrastados con la tabla de posiciones. Las 7 unidades ganadas en las primeras tres presentaciones pueden retrucar fácilmente las críticas de un equipo que claramente está en formación y en este arranque fue de mayor a menor en sus actuaciones. Pero más que nadie el técnico, y también gran parte de los hinchas, saben que no es recomendable dejarse nublar por los resultados cuando el rendimiento muestra más grises que claros. Siempre es bueno mejorar mientras se gana, pero también es muy bueno que el éxito no anule la convicción de evolucionar.
Colón nunca fue superior a Talleres. Arrancó bien, presionando alto y agregándole dinámica a un funcionamiento ofensivo que prometía con el ingreso de Silva por izquierda. Pero temprano en la noche el cordobés le tomó la mano y comenzó a hacer su partido. Le ganó el medio con Burgos y Gil y lo exigió con el tándem Godoy-Palacios por derecha.
A pesar de no tener el control del juego, el sabalero no sufrió en demasía porque sacó a relucir su punto más fuerte hasta ahora: la firmeza en defensa. Ceballos y Conti elevaron su rendimiento, Ortiz comenzó a demostrar por qué el entrenador confía en él como titular, e Iberia sobrepasó largamente la pálida imagen exhibida por Clemente Rodríguez. La valla invicta en los tres partidos jugados testifica que los inconvenientes se plantean del medio hacia adelante.
Estas carencias se notaron en el complemento, cuando Talleres bajó una marcha y perdió agresividad. En ese momento, Colón no pudo tomar las riendas porque en la faz ofensiva tiene fallas de conducción, generación y peso ofensivo. Las intervenciones de Ledesma son muy salteadas, su compromiso no es permanente y el equipo lo siente. Además, Bernardi y Silva muestran buenas credenciales pero todavía falta que el resto juegue más para ellos. En el único momento que Colón fue punzante fue cuando lo buscó seguido a Silva para que rompa por el flanco izquierdo. El desenlace fue el momento de quiebre en el partido.
Blanco peinó una pelota para el pique en diagonal de Bernardi que fue derribado por Quintana afuera del área. La confusión entre el árbitro Tello y el asistente Romero favoreció al cuadro santafesino que contó  con un penal que el Zungui convirtió con precisión.

Esa faceta es en la que el sabalero se muestra letal: la eficacia. Aprovecha casi siempre al máximo lo poco que genera en ataque. Esta vez, Blanco y su jerarquía para definir transformaron una noche opaca en un final de fiesta para el pueblo sabalero que asistió en masa al Brigadier López para acabar con la abstinencia de cuatro meses sin ver a su equipo.
El grito ahogado se liberó tras el pitazo final del limitado Tello. El merecido festejo se extenderá por varios días, sobre todo mirando a Colón en los primeros puestos de la tabla. Pero mientras tanto, Montero y su cuerpo técnico seguramente seguirán en un camino de trabajo que apunte a seguir mejorando el funcionamiento de un equipo que todavía está en deuda. Pero que mientras tanto gana y suma para alejarse de la zona de riesgo en los promedios.

Primera División 2016 – Fecha 3: Colón 1 – 0 Talleres

domingo, 11 de septiembre de 2016

Sin brújula

El saldo más positivo que había dejado el viaje de Colón a Mar del Plata fue el libreto definido que implementó en cancha. Un camino que no pudo volver a desandar ante los suplentes de Banfield. El Sabalero fue superado por un conjunto alternativo que desnudó falencias que parecían superadas en la pretemporada. A pesar de esto, el equipo de Montero pudo ganarlo en el tramo final con cuatro opciones de gol que no aprovechó.
La historia podría haber terminado en derrota o también en triunfo, si cualquiera de los dos hubiese sacado mejor rédito de las acciones de peligro que generó. Pero más allá del resultado, quedó una deuda por saldar con el juego del rojinegro. Porque Banfield presentó un equipo plagado de juveniles sin minutos en primera y suplentes con poco rodaje. Ese detalle no puede ser pasado por alto. Colón estaba mejor capacitado para imponer condiciones. Sin embargo, fue el Taladro quien dominó la mayor parte el encuentro.
El primer tiempo se jugó al ritmo de Bertolo. Con una deficiencia física visible, pero con la calidad intacta, el volante ofensivo manejó los hilos de la izquierda al medio y se convirtió en un problema sin solución.
Broun fue el responsable de tapar dos mano a mano, y la impericia de los jugadores banfileños en dos cabezazos claros pero desviados colaboraron para que Colón se fuera al descanso superado en el trámite pero igualado con su rival en la chapa.
En el complemento las acciones se emparejaron, Banfield se fue desinflando y el cuadro santafesino tardó hasta los veinte minutos para asumir el rol que le correspondía desde el arranque. Sin claridad en la circulación, sin juego asociado, el sabalero apostó por el ataque abierto por las bandas y el centro rápido al área. Lo buscaron tarde en el partido a Blanco, pero el Zungui respondió. Género dos acciones de peligro que podrían haber significado la victoria. Una la tapó Navarro, mientras que en la otra el arquero no pudo y fue Sporle el que llegó con lo justo para sacarla en la línea. De allí al final, Colón tuco un par más pero no supo resolverlas.
La cosecha de puntos (4 de 6) en un arranque que marcaba dos presentaciones como visitante es positiva. De todas formas, en el balance de los 180 minutos contra dos rivales menores, el balance no es bueno. Son más las sombras que las luces y aquel buen comienzo ante Aldosivi queda en anécdota cuando luego se extendió por más tiempo un rendimiento con puntos individuales bajos y una actuación colectiva muy discreta.
Luego de las primeras dos fechas, la tabla le da la mano y el juego le da la espalda a Colón. Un llamado de atención teniendo en cuenta que el viernes la vara estará más alta cuando debute como local contra un buen equipo como Talleres.


Primera División 2016 – Fecha 2: Banfield 0 – 0 Colón

domingo, 4 de septiembre de 2016

De la cabeza

Con el éxito ya consumado, Madelón reconoció que realizó un trabajo especial apuntando a fortalecer el aspecto mental del equipo de cara al choque contra Estudiantes. Unión respondió en la cancha con una confianza inusual para convencerse que podía jugar de igual a igual y fruto de eso plasmó una superioridad que lo hizo merecedor ya en el partido del triunfo que alcanzó en la definición por penales.
Sin embargo, la victoria tatengue no se fundamenta sólo en la actitud. Hubo argumentos futbolísticos que respaldaron un funcionamiento que comenzó con dudas, pero luego se fue afianzando hasta provocar un predominio inesperado del cuadro santafesino.
En el inicio del partido, Unión reflejó sus principales miedos. Se acomodó demasiado atrás y permitió que Estudiantes manejara la pelota y la iniciativa, aunque sin generar acciones peligrosas. Hasta que sobre los 20 minutos el equipo de Madelón produjo un quiebre en el trámite. La jugada asociada entre Acevedo, Rolle y Villar que dejó a Gamba mano a mano significó mucho más que la primera aproximación tatengue en el partido. En esa acción, Unión se demostró a sí mismo que podía jugar más adelante, que era capaz de recuperar la pelota en zona media y, sobre todo, que tenía las armas suficientes para imponerse en el juego.

De allí al final de la primera parte se vio el mejor rendimiento. Presión alta, recuperación y ataque rápido, y presencia en el área rival para generar opciones de gol. El tiro libre de Rolle que impactó en el palo y un cabezazo de Anselmo que pasó muy cerca fueron el desenlace de un lapso en el que Unión hizo casi todo para irse al descanso arriba en el marcador.
En el complemento, el elenco de Madelón perdió claridad en los últimos metros pero sostuvo la intensidad en la presión y el control del partido. Estudiantes estuvo muy lejos de ser el equipo jerarquizado que aparecía en la previa como el futuro dueño inevitable del encuentro. Unión, con una mezcla de alta confianza y demostradas cualidades lo mantuvo a raya y llegó a los penales con la sensación de haber cumplido con el trabajo correcto para ganar la clasificación en los 90 minutos.
La definición desde los doce pasos deja de lado los méritos colectivos y se reserva el derecho de consagrar a un héroe. Nereo Fernández fue el beneficiado por las circunstancias y en base a una conjunción de capacidad e intuición tapó dos remates en la tanda, para convertirse en figura y darle al tatengue el pase a los cuartos de final de la Copa Argentina.
Unión jugó un gran partido y, más allá de imponerse a través de una vía que a veces tiene mucho de azar, justificó desde su rendimiento el resultado a favor que consiguió ante uno de los mejores equipos del país.
Esta vez, el tatengue ganó con las piernas un partido en el que primero se impuso con la cabeza.

Copa Argentina 2016 – 8avos de Final: Unión 0 (5) – (4) 0 Estudiantes

sábado, 13 de agosto de 2016

Esos pequeños detalles

Unión sufrió y trabajó más de lo esperado para superar a Unión Aconquija y clasificar por primera vez a los octavos de final de la Copa Argentina. En un partido parejo, el tatengue definió el resultado a su favor a partir de pequeños detalles en los que pudo prevalecer su jerarquía.
No hay partidos fáciles en esta competencia. Los ejemplos sobran para demostrar que un equipo de menor categoría puede complicarle la vida al más pintado y hasta eliminarlo. El elenco catamarqueño le hizo honor a esa máxima y puso en serio riesgo las posibilidades del tatengue.
El conjunto de Madelón cumplió a medias con el plan inicial. Presionó de arranque para intentar quebrar el partido temprano pero falló en la definición. Los primeros 20 minutos lo tuvieron como exclusivo protagonista, aunque le faltó precisión para resolver las acciones bien gestadas desde la conducción de Rolle. La más clara de ese lapso fue el mano a mano que desperdició Anselmo a los tres minutos de juego.
Ese fue el único tramo del partido en el cual Unión estableció reales diferencias de rendimiento. A partir de allí, el Estanciero ajustó las marcas, se afianzó del medio hacia atrás y comenzó a encontrar espacios en zona de ataque. El delantero Pablo Villalba Fretes era el destinatario de todos los balones largos para que, primero la aguantara y luego tratará de provocar alguna acción de peligro. El 11 respondió al pedido exigiendo a Castro en tres oportunidades y en el último suspiro del primer tiempo encontró el premio. Un gran gesto técnico suyo fue el nacimiento de la jugada que derivó en el gol de Martínez.
El complemento se presentó cuesta arriba para Unión. El conjunto de Catamarca contaba con la confianza que le brindaba el resultado y el rojiblanco carecía de rebeldía para buscar caminos alternativos a los que ya había intentado y aparecían cerrados. Hasta que surgieron los detalles que cambiaron la historia.
Las diferencias de jerarquía sobre Unión Aconquija no se dieron de forma colectiva, sino de manera individual. Fueron espasmos que le sirvieron a Unión para llevarse el partido. Aparecieron todos juntos en dos minutos y nacieron en acciones de pelota detenida, sin construcción previa.
En el empate, la justeza de Rolle para enviar el córner, la capacidad de anticipo de Sánchez para ganar arriba y la calidad en la técnica de Britez para matarla en el pecho y definir de tijera.
En el segundo gol, otra vez la precisión de Rolle en el tiro libre, nuevamente la aparición de Sánchez para bajársela a Gamba, y la tranquilidad del mendocino para resolver de primera cuando había superpoblación de piernas en el área chica.
La joya de Acevedo en el final también funciona como ejemplo, aunque solo sirvió para estirar la distancia de un resultado que luce amplio en la chapa pero no se condice con un trámite que fue casi siempre equilibrado y no tuvo un favorito definido, hasta que afloraron las individualidades rojiblancas que inclinaron la balanza.
Unión pasó de fase en la Copa Argentina sin dejar nada en sus alforjas. Tuvo que dar todo para superar a un rival dos categorías inferior. El triunfo se transforma en un premio a la seriedad que Madelón y el plantel le asignaron a cada presentación en este certamen y, al mismo tiempo, es un llamado de atención permanente que advierte que el camino seguirá siendo aún más complejo.

Copa Argentina 2016 – 16avos de Final: Unión 3 – 1 Unión Aconquija

viernes, 29 de julio de 2016

El juego de las narices grandes

Colón-Unión, Unión-Colón: el clásico santafesino pasó de ser un elemento de unidad y progreso a una herramienta de provocación y violencia.

¿Alguna vez nos detuvimos a pensar por qué nombramos dos veces a los equipos cuando se juegan los clásicos? ¿Tanto enoja al hincha mencionar primero al rival cuando es local, que debemos invertir el orden por las dudas? Si cuando los cuadros de Santa Fe enfrentan a Arsenal no lo hacemos. O a Aldosivi, o Belgrano, o incluso a Boca y River. Se acostumbra anunciar primero al local y eso no alarma a nadie. Salvo que se juegue el clásico, claro. La misma intolerancia aparece si se grita más fuerte (o largo) el gol de uno o de otro en una transmisión radial, con la cantidad de palabras que se destinan en un diario, o los minutos que se le asignan en un programa de TV.
Atravesamos un periodo de tolerancia cero en el futbol santafesino. Se exacerban los errores del rival, se transforman acontecimientos triviales en hitos históricos que manchan o relucen los pergaminos de cada institución según la conveniencia. En las épocas previas a cualquier clásico el hincha escarba en busca de excusas para atacar a su oponente. Y últimamente los actores que, supuestamente, ocupamos espacios que demandan mayor racionalidad, les estamos sirviendo razones en bandeja.
El cruce entre sabaleros y tatengues pautado por la Copa Santa Fe perseguía un objetivo claro: alcanzar una madurez a partir de naturalizar el enfrentamiento deportivo, buscando reducir la violencia en torno al partido. A esta altura de la historia estamos a un abismo de distancia de lograrlo.
Si hacemos una cadena de responsabilidades para explicar por qué se llegó a este punto de conflicto, seguramente el hincha estará en el último escalón. No está exento, pero no acciona por motus propio sino a partir de estímulos externos. La escala de responsabilidades aumenta si pensamos en quiénes provocan esos estímulos. En este sentido, cada uno de los implicados nunca pudo mirar más allá de su propia nariz. En ningún momento percibió lo que ocurría más allá de su círculo de intereses. Así se dejaron pasar varias oportunidades de solución hasta llegar a un espiral de disputas que parecía interminable.
Lo cierto es que Colón buscó postergar el partido desconociendo las fechas establecidas, Unión se tornó inflexible en busca de un rédito deportivo sin importarle el espíritu de la competición, los organizadores de la Copa le buscaron un resquicio al reglamento para contemplar las razones de los dos y tirar la pelota hacia adelante, y el gobierno presionó con el único objetivo de que el clásico se juegue sí o sí para no pagar las consecuencias políticas del posible fracaso del torneo que impulsó. Todos caminaron mirándose el ombligo y terminaron chocando la pared.

La “guerra” de comunicados, las declaraciones desubicadas de los involucrados y la escasa colaboración del periodismo en pos de calmar los ánimos colaboraron para generar un contexto de tensión que condicionará peligrosamente la disputa del próximo clásico por el torneo de Primera División.
Todos los implicados en esta historia probablemente no dimensionan el daño que le produjeron al partido más importante que tenemos los santafesinos. El enfrentamiento trunco, por una Copa que al parecer no perdurará en el tiempo, hirió de muerte una relación entre ambas instituciones que en los últimos tiempos se desarrollaba en buenos términos y con respeto. Será muy difícil volver a reconstruir el vínculo roto.

El fútbol de Santa Fe acaba de perder una batalla fundamental en la misión por alcanzar la madurez definitiva. Es más, por las actitudes registradas en estos días podemos afirmar que sufrió una regresión a la adolescencia. Y así, con dirigentes ausentes de capacidad, tolerancia y sentido de la responsabilidad, el terreno se torna cada vez más fértil para que siga ganando la violencia.

domingo, 17 de julio de 2016

Pasó con solvencia

Colón superó sin sobresaltos su debut en la Copa Santa Fe. Su triunfo sobre Colón de San Justo nunca estuvo en riesgo, merced al serio abordaje que hizo del partido. El 3 a 0 quedó corto en el marco de un trámite sin equivalencias, donde la goleada fue evitada por el arquero del Rojo. Ahora lo espera nada menos que el clásico ante Unión en cuartos de final.
Luego de varias idas y vueltas, Montero le asignó la importancia debida al compromiso y puso en cancha al mejor equipo que tenía a disposición. Cuatro habituales titulares (Conti, Poblete, Silva y Leguizamón), algunos suplentes que no desconocen el roce de Primera (Bailo, Cuevas, Saín, Arroyo y Leys), y un par de pibes que ya tienen minutos en el conjunto principal (Casado y Sandoval). Con esta formación logró armar un cuadro competitivo que respondió con solvencia a lo que reclamaba la parada: profesionalismo para enfrentar a un rival claramente inferior sin displicencias ni relajes.

Se ausentaron por lógica los jugadores que ya superaron los treinta (Clemente, Barsottini y Ledesma), que se hubiesen expuesto a un riesgo alto en medio de un trabajo de pretemporada que todavía transita por el apuntalamiento físico. También los recién llegados, que necesitan relacionarse más con sus nuevos compañeros. Y Jorge Broun, que busca dejar la institución.
Colón estableció las distancias de rendimiento desde el inicio y sostuvo esa intención casi hasta la media hora del complemento. El mensaje del entrenador fue siempre ir hacia adelante, no quedarse y apostar de forma permanente a la circulación de la pelota de un costado al otro del campo. Así llegó la apertura del marcador. El balón fue de derecha a izquierda para terminar en un centro para los puntas que empujó Leguizamón. Sobre el primer cuarto de hora el sabalero ya abría su camino a la victoria.
Los últimos quince minutos del primer periodo sirvieron para ratificar esa superioridad, estampar el segundo por medio de Silva y convertir al arquero Nuñez en figura por evitar la goleada.
El complemento no deparó demasiados cambios en las condiciones del juego. Colón de San Justo buscó poblar más su última línea para menguar el sufrimiento y esto complicó las posibilidades del rojinegro, que extendió su monólogo en el dominio pero ya no fue igual de punzante. Hasta que una patriada de Casado en el área generó una clara falta que Poblete cobró desde el punto penal para extender la diferencia en el marcador y dejar el último tramo del cotejo en un contexto de formalidad.
Hay varios puntos para destacar en el rendimiento sabalero. El tándem Cuevas-Silva por derecha funcionó de forma óptima, igual que el entendimiento entre Leys y Poblete en el círculo central. Mientras que Saín demostró que puede ser alternativa en la zaga.
Luego aparecen algunas consideraciones relacionadas a la idea que Montero quiere imprimirle al equipo. Varias se notaron esta tarde: la paciencia en el manejo de la pelota y la misión de oscilar de un costado al otro buscando espacios para romper líneas, la subida permanente de los laterales, la participación casi exclusivamente ofensiva de los medios externos, la presencia de dos centrodelanteros, y la necesidad de que uno de ellos se retrase a pivotear en la gestación de las jugadas. Son marcas que de a poco el cuadro santafesino seguramente irá desarrollando según el mensaje de su nuevo DT.
Este tipo de partidos colocan al equipo de Primera División en un escenario complicado. Si gana no pasa nada, pero si pierde sale en todos los diarios. Colón no solo ganó como lo exigía el compromiso, sino que además jugó sin regalar nada y dio un paso hacia adelante en sentido de conjunto pensando en lo que viene. Nada menos que un doble enfrentamiento ante Unión que pondrá en tensión todas las estructuras antes de lo previsto.


Copa Santa Fe 2016 – Octavos de Final: Colón 3 – 0 Colón (SJ)