Colón vivió una semana signada por las
desprolijidades y el desconcierto de una dirigencia que expuso toda su
inexperiencia en pocas horas. Un rendimiento malo ante San Lorenzo y las
declaraciones del Mago Ramírez fueron
elementos suficientes para despedir al técnico con el cual habían renovado
contrato hacía solo un mes.
Merlo duró lo mismo que un suspiro en
Santa Fe. Luego de conducir al sabalero casi por inercia hacia el ascenso, lo
poco que pudo mostrar Mostaza con su
equipo fue pobre. Vale aclarar que para este análisis se pueden incluir solo
cuatro amistosos y el debut en el Nuevo Gasómetro. Sin embargo, esto no exime
de responsabilidades al grupo de dirigentes que decidieron echarlo. Encabezados
por Lalo Vega, que hizo grandes
esfuerzos por justificar en sus declaraciones una determinación inexplicable.
La Comisión Directiva quedó expuesta de forma indisimulable.
El presidente habló de diferencias
entre las partes que se arrastraban desde el comienzo de la pretemporada. En
este sentido, algunos simples interrogantes desnudan los errores cometidos en
muy poco tiempo.
¿Los dirigentes no sabían cuál era la
filosofía de juego que predica Merlo hace años cuando fueron a buscarlo para
que dirija los últimos cuatro partidos en la B Nacional? Si no lo tuvieron en
cuenta en ese momento, ¿no lo pensaron cuando decidieron renovarle el contrato?
¿No se plantearon la posibilidad de interrumpir el vínculo cuando los nombres
que Mostaza pedía como refuerzos
estaban fuera del alcance económico del club? ¿No se pusieron de acuerdo en ese
punto antes de firmar el nuevo contrato? ¿No percibieron que la relación del
entrenador con los jugadores se desgastaba en tiempo récord durante la
pretemporada? Al parecer no. En consecuencia, la bomba les explotó en las manos
el sábado a la tarde y tuvieron que correr a apagar el incendio con un
matafuegos vencido.
El final de la novela es conocido.
Afuera el técnico. Una decisión tardía, a destiempo, cuando las llamas ya
consumían el escenario casi por completo. Igual que ocurrió con Osella en
noviembre pasado. Pero con el agravante que aquí quedan 29 fechas por jugar,
hay un plantel armado y el técnico que se haga cargo tendrá que conformarse con
un equipo que no armó. El torneo va a ser largo y seguramente habrá tiempo para
enderezar el rumbo. De todas maneras, puede ser un lujo costoso jugar a la
ruleta rusa con el futuro deportivo del club, y también con las finanzas de la
institución. Porque a Colón le cuesta caro despedir a Merlo, pagarle el
contrato que habían firmado por un año, y al mismo tiempo afrontar el sueldo
del nuevo cuerpo técnico.
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La búsqueda del nuevo entrenador trajo
mayores inconvenientes de lo esperado. La arista económica echó por tierra la llegada
de Jorge Burruchaga. Por su parte, Diego Osella apeló al sentido común, que a un
par de dirigentes les faltó cuando decidieron llamarlo, y rechazó la
posibilidad de retornar tres meses después que lo despidieron. En tanto,
Marcelo Saralegui parece no reunir la confianza suficiente de todos los
directivos.
Esto hizo propicia la confirmación de
Javier López para dirigir este partido, un técnico que hoy es interino y que
vivirá más que nunca del presente. Con el panorama gris que se dibuja en el
horizonte en función de la posible llegada de un nuevo DT. Si el equipo cumple ante
Argentinos, si deja una imagen aceptable, seguramente subirán las acciones para
que López continúe al frente del plantel. Ni hablar que una victoria puede
hacer olvidar rápidamente el bochorno que Colón protagonizó esta semana.
Así está el sabalero. Sin proyecto, con escasa
seriedad, y pendiente más que
nunca del “paso a paso”. Aunque Mostaza
ya no esté.
Primera División – Torneo 2015 –Fecha 2:
Colón vs Argentinos