sábado, 13 de agosto de 2016

Esos pequeños detalles

Unión sufrió y trabajó más de lo esperado para superar a Unión Aconquija y clasificar por primera vez a los octavos de final de la Copa Argentina. En un partido parejo, el tatengue definió el resultado a su favor a partir de pequeños detalles en los que pudo prevalecer su jerarquía.
No hay partidos fáciles en esta competencia. Los ejemplos sobran para demostrar que un equipo de menor categoría puede complicarle la vida al más pintado y hasta eliminarlo. El elenco catamarqueño le hizo honor a esa máxima y puso en serio riesgo las posibilidades del tatengue.
El conjunto de Madelón cumplió a medias con el plan inicial. Presionó de arranque para intentar quebrar el partido temprano pero falló en la definición. Los primeros 20 minutos lo tuvieron como exclusivo protagonista, aunque le faltó precisión para resolver las acciones bien gestadas desde la conducción de Rolle. La más clara de ese lapso fue el mano a mano que desperdició Anselmo a los tres minutos de juego.
Ese fue el único tramo del partido en el cual Unión estableció reales diferencias de rendimiento. A partir de allí, el Estanciero ajustó las marcas, se afianzó del medio hacia atrás y comenzó a encontrar espacios en zona de ataque. El delantero Pablo Villalba Fretes era el destinatario de todos los balones largos para que, primero la aguantara y luego tratará de provocar alguna acción de peligro. El 11 respondió al pedido exigiendo a Castro en tres oportunidades y en el último suspiro del primer tiempo encontró el premio. Un gran gesto técnico suyo fue el nacimiento de la jugada que derivó en el gol de Martínez.
El complemento se presentó cuesta arriba para Unión. El conjunto de Catamarca contaba con la confianza que le brindaba el resultado y el rojiblanco carecía de rebeldía para buscar caminos alternativos a los que ya había intentado y aparecían cerrados. Hasta que surgieron los detalles que cambiaron la historia.
Las diferencias de jerarquía sobre Unión Aconquija no se dieron de forma colectiva, sino de manera individual. Fueron espasmos que le sirvieron a Unión para llevarse el partido. Aparecieron todos juntos en dos minutos y nacieron en acciones de pelota detenida, sin construcción previa.
En el empate, la justeza de Rolle para enviar el córner, la capacidad de anticipo de Sánchez para ganar arriba y la calidad en la técnica de Britez para matarla en el pecho y definir de tijera.
En el segundo gol, otra vez la precisión de Rolle en el tiro libre, nuevamente la aparición de Sánchez para bajársela a Gamba, y la tranquilidad del mendocino para resolver de primera cuando había superpoblación de piernas en el área chica.
La joya de Acevedo en el final también funciona como ejemplo, aunque solo sirvió para estirar la distancia de un resultado que luce amplio en la chapa pero no se condice con un trámite que fue casi siempre equilibrado y no tuvo un favorito definido, hasta que afloraron las individualidades rojiblancas que inclinaron la balanza.
Unión pasó de fase en la Copa Argentina sin dejar nada en sus alforjas. Tuvo que dar todo para superar a un rival dos categorías inferior. El triunfo se transforma en un premio a la seriedad que Madelón y el plantel le asignaron a cada presentación en este certamen y, al mismo tiempo, es un llamado de atención permanente que advierte que el camino seguirá siendo aún más complejo.

Copa Argentina 2016 – 16avos de Final: Unión 3 – 1 Unión Aconquija